Las iniciativas productivas y de generación de ingresos que desarrollan las comunidades rurales son cruciales para el bienestar social y la sostenibilidad de los ecosistemas. Las formas que toman y su éxito son relevantes, porque su fracaso puede afectar la vida concreta de los 470 millones de latinoamericanos que viven en situación de pobreza e influir en la situación de ecosistemas biodiversos del continente. De aquí que es urgente preguntarse por cómo aportar a que las relaciones que las comunidades rurales establecen con los mercados sean justas e incluyentes y no pongan en riesgo la conservación de los ecosistemas. Es urgente no solo para los latinoamericanos, también en el marco de las políticas de desarrollo de la UE en América Latina que en muchos casos apoyan estas iniciativas de generación de ingresos.
Durante el 2021, bajo proyectos financiados por cooperantes europeos, hemos acompañado en Colombia a casi una decena de iniciativas de generación de ingresos en diversos sectores —incluyendo turismo, artesanías, agricultura, y aprovechamiento de productores forestales no maderables— con diversos grupos de población. Estas comunidades están ubicadas en territorios con limitaciones profundas en infraestructura que encarecen los costos de producción y logísticos; son diferentes en su capacidad organizativa, lo que desafía la acción colectiva; viven en medio de tensiones ambientales y deben navegar la relación siempre difícil entre conservación y producción; habitan un territorio que aún vive los rezagos de los años de conflicto armado y sus dinámicas de violencia. Tomando la teoría que inspira nuestro quehacer en Huella Delta* y reflexionando sobre la práctica que hemos desarrollado en Colombia, reconocemos tres aspectos clave que deben estar en el corazón de cualquier proceso de acompañamiento a las comunidades rurales.
Primero, el entendimiento que los territorios donde las comunidades habitan no son un simple paisaje a mapear o describir. Es crucial entender quienes los conforman, como se dan las relaciones, quienes poseen los recursos y quiénes inciden en la toma de decisiones; Ya que esta red de relaciones ejerce una influencia concreta en las posibilidades de hacer negocios que tienen las comunidades, es central dilucidar como incide en las estrategias que las comunidades necesitan desplegar para hacer florecer sus iniciativas.
Además del territorio, es necesario conocer los medios de vida que una comunidad tiene a su disposición —el conjunto de capitales con los que cuenta, su capacidad de influenciar y de acceder a recursos; también es importante conocer sus experiencias previas, pues éstas dan forma a su visión de lo que es posible. Al considerar la relación entre el contexto territorial y los medios de vida más particulares se vislumbra la especificidad de cada iniciativa, y el repertorio de sus posibilidades reales. Así se pueden trazar metas de intervención que sí pueden ser alcanzadas.
Segundo, la existencia del conflicto es inherente a las relaciones sociales. Estos conflictos pueden darse por intereses y motivaciones diferenciadas dentro de las organizaciones, surgir entre aliados y/o competidores, y con quienes realizan actividades de apoyo. La resolución de estos conflictos pasa por reconocerlos como naturales. También pasa por entender que para alcanzar soluciones gana-gana, se necesita hacer explícito que el terreno donde las comunidades se relacionan es desigual, por tanto es necesario realizar acciones para nivelarlo. En este sentido, la definición de con quién se construyen relaciones comerciales requiere una decisión cuidadosa, pues están en juego condiciones de negociación, precio y estandarización de productos y servicios que inciden en los medios de vida de las comunidades.
Tercero, la forma como se tejen relaciones comerciales con las iniciativas de las comunidades rurales influye y se relaciona con la gobernanza de los territorios. No son relaciones que se dan de manera independiente; por el contrario, tienen una relación dinámica, imbricada y a veces tensionante. Las formas como se ordena el territorio y como se gobierna influye en las iniciativas productivas, y es afectado por las formas que éstas tomen. De aquí que definir sobre qué, como y con quien se hacen negocios es un asunto sensible, que no puede ser decidido por agentes externos.
¿Y en clave birregional?
Las políticas de desarrollo de la UE en América Latina pueden considerar estos tres aspectos clave de manera integral.
- Revisando qué resultados derivan de las metodologías que emplean para entender los territorios, sus relaciones y los medios de vida de las comunidades. ¿Ofrecen una mirada específica y rica de la especificidad de las organizaciones que quieren acompañar? ¿Son desarrolladas por personas que conocen los territorios y pueden reconocer esas particularidades?
- Reflexionando sobre las formas en que se identifican y abordan las diferencias en voz, recursos e influencia de los actores que participan en los proyectos y que entran como compradores. ¿Se hacen explícitas estas asimetrías y sus implicaciones? ¿Se gestionan de forma clara y directa? ¿Se privilegia el cambio en los medios de vida de las comunidades?
- Considerando el rol mismo de los proyectos en la autonomía de las comunidades rurales. ¿Los proyectos birregionales tienen mecanismos para autoregularse y no afectar la autonomía de las comunidades o ejercer una influencia inapropiada?
Proponemos estos tres aspectos para alimentar las reflexiones sobre como entendemos los contextos de las comunidades y como las acompañamos a construir relaciones comerciales justas, incluyentes, rentables y sostenibles.
*Huella Delta es una empresa de beneficio e interés colectivo (BIC) basada en Colombia, que combina un entendimiento de los mercados y el desarrollo empresarial con las dinámicas sociales históricas que rodean la vida de las comunidades. Su propósito es acompañar a las comunidades rurales a desarrollar relaciones con el mercado que avancen en su capacidad de ser justas, incluyentes, rentables y sostenibles.
Nota: Esta entrada de blog fue publicada originalmente en el Blog de EULAC. Disponible aquí.